Un ejército armado de hipocresía
Por Fernando Laborda
Llama la atención de no pocos críticos del proyecto oficial de medios audiovisuales que una iniciativa supuestamente inspirada en principios antimonopólicos deje abierta la posibilidad de que se genere un monopolio oficial, debido a los amplios poderes que se le otorgarían al Poder Ejecutivo como autoridad de aplicación. Facultades que fácilmente podrían transformarse en elementos de presión a los medios.
Otro cuestionamiento al proyecto es que la pretensión oficial de terminar con las redes de emisoras olvida que, en el mundo de la globalización, se requieren audiencias de mayor y no de menor tamaño. Y si se busca achicar el negocio de los medios de comunicación privados, podría llegarse a una situación en que tener un medio audiovisual sólo resulte fructífero para aquellos empresarios bendecidos por publicidad oficial a granel.
En los últimos días, tanto Cristina Kirchner como su marido dijeron que están dispuestos a aceptar modificaciones al proyecto. Esta posición, sin embargo, contrasta con la celeridad que el bloque de diputados oficialista pretende darle al tratamiento de la iniciativa, como se vio ayer en el plenario de comisiones. El objetivo: que la norma se apruebe antes del 10 de diciembre, cuando se producirá la renovación parlamentaria y el kirchnerismo pierda no pocas bancas.
La lógica del Gobierno nunca ha sido ni es la del consenso, sino la de buscar victorias contra rivales artificialmente creados por el kirchnerismo para despejar del imaginario social la idea de una conducción política debilitada.
En las próximas horas, voceros gubernamentales sacarán seguramente a relucir los datos de una encuesta de Ibarómetro que se publicará en la revista Debate , según la cual el 67,3 por ciento de 900 consultados en el área metropolitana se muestra de acuerdo con la televisación del fútbol por los canales de aire, aunque el 25,3 por ciento se manifiesta en desacuerdo. Tal vez debió preguntárseles a los mismos encuestados si preferirían que el Estado destinara los más de 600 millones de pesos que desviará al fútbol a enfrentar la pobreza. No es infrecuente que a los argentinos nos guste participar de fiestas sin preguntar cuánto nos costarán.
Pese a que otras encuestas de reconocidas consultoras dan cuenta de que la imagen del Gobierno y de los Kirchner se acerca a su piso histórico, éstos apuestan a remontar la cuesta generando más situaciones inesperadas no exentas de conflictos, como la ley de medios audiovisuales, que como toda decisión novedosa del matrimonio presidencial, es fuente de sospecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario