EL INFORME
Argentina: Comienza la batalla entre los Kirchner y el Congreso
Hoy comienza a funcionar en Argentina
la nueva Cámara de Diputados en la que una heterogénea oposición tiene mayoría y domina las principales comisiones de control. Pero Cristina y Néstor Kirchner poseen armas para contrarrestar esta aparente superioridad de sus rivales: el veto presidencial y su capacidad para atraer a los diputados opositores más cercanos al kirchnerismo.
La batalla entre el ejecutivo y el legislativo vivirá hoy su segundo capítulo tras la sesión del pasado jueves en la que la oposición arrebató a los Kirchner una importante porción de poder.
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Ofensiva anticorrupción
La oposición se ha puesto como objetivo revisar la gestión de los Kirchner e investigar los presuntos actos de corrupción ocurridos desde 2003. Pondrá su atención en investigar la actuación del Ministro de Planificación, Julio De Vido, en el tema de la concesión de obras públicas, en los fondos de las obras sociales, el reparto de los subsidios y los casos de enriquecimiento ilícito.
Francisco de Narváez incluso ha llegado a decir que no descarta "para nada que se tenga por vía de la Justicia una prueba o una sentencia y esto puede abrir el juicio político a la Presidenta. Este Gobierno está plagado de corrupción". El nuevo líder de la UCR, Ernesto Sanz, abundó en lo mismo: "esto de la comisión para investigar hechos de corrupción me parece que es necesario e interesante porque en la Argentina hay una falencia de la Justicia Penal Federal no solo desde ahora"
La oposición quiere promover asimismo leyes para reformar el Indec, el Consejo de la Magistratura y coparticipar el impuesto al cheque a las provincias, la mayoría de ellas endeudadas y empobrecidas. En otros temas, los diputados opositores tienen serias diferencias como en la ley medios audiovisuales y las retenciones a la soja.
Todos los bloques opositores coinciden en impulsar una reforma a fondo del INDEC para evitar manipulaciones en el cálculo de la inflación, hacer cambios en el Consejo de la Magistratura para impedir el "poder de veto" que ejerce el gobierno en la selección y sustitución de jueces.
La oposición quiere también regular el acceso a la información y modificar el actual reparto en la ley del cheque del cual sólo el 15 % va a las provincias.
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Las armas de los Kirchner
Los Kirchner han sufrido una derrota pero no están ni mucho menos hundidos e inmovilizados. El gobierno de Cristina Kirchner buscará mantener el control de las comisiones de control de la Cámara de Diputados y utilizará el veto presidencial para bloquear las leyes que la oposición apruebe sin el apoyo del oficialismo.
Como aseguraba el analista Fernando Laborda en el diario
La Nación, "la estrategia de Néstor Kirchner puede resumirse de esta manera: 1) Hacerse fuerte en el Senado, donde la paridad de fuerzas es mucho mayor. 2) Cooptar o seducir al mayor número posible de legisladores de la oposición, forzando diferencias entre ellos".
Además para Laborda "si esta estrategia no da resultado, las opciones que maneja el kirchnerismo pasan por desactivar al máximo el Congreso o recurrir al veto, un arma constitucional que terminaría con cualquier pretensión legislativa de la oposición, pero a un costo político demasiado grande para el oficialismo y también para el país, que vería descender notablemente la producción legislativa".
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, ya lo adelantó cuando dijo que "si no estamos de acuerdo, volverán al Congreso para su revisión o para su archivo". El veto presidencial es un arma formidable ya que la Cámara de Diputados sólo puede echarlo para atrás con dos tercios de los votos en ambas cámaras, una mayoría difícil de alcanzar dada la heterogeneidad de la oposición.
Por eso, las fuerzas antikirchneristas han respondido con dureza a la posibilidad de que el ejecutivo utilice el veto. El jefe del bloque de diputados de la UCR, Óscar Aguad, advirtió que si la presidenta Cristina Kirchner "utiliza el veto sistemático se encontrará con la gente en la calle". Incluso Graciela Camaño, hasta hace poco cercana al kirchnerismo, ha asegurado que "el Ejecutivo lo tendrá que explicar a la sociedad (si utiliza el veto). Y ojo que pueden volver a sonar las cacerolas de la protesta como en 2001".
También Felipe Solá abundó en este tema: "cuando llegue el momento, si se acumularan los vetos, entonces sí tendríamos una protesta popular seguro, porque tenemos un Gobierno que gobierna sobre una base de falta de legitimidad, y en general la sucesión de vetos es ilegítima".
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El arsenal kirchnerista
La Casa Rosada tiene otras armas además del veto. Espera que la Cámara no vuelva a reunirse hasta marzo de 2010, cuando comienza el año parlamentario y controlar el Senado en febrero para frenar las iniciativas que salgan de la Cámara de Diputados.
En el Senado el bloque kirchnerista cuenta con 35 senadores, entre senadores propios y aliados. La UCR tiene 18 y el interbloque federal (PJ disidente y provinciales) 14. Además, hay 2 senadores que apoyan a Luis Juez, líder antikirchnerista de Córdoba, un socialista, una cívica y un ex cívico. Toda la oposición representa 37 senadores, dos más que los kirchneristas.
Julio Cobos
La incógnita son los senadores del peronismo pampeano, Rubén Verna y María Higonet que formaron bloque independiente. Sin esos dos votos, el kirchnerismo quedaría en minoría. Si consigue sumarlos el oficialismo llegará a 37 y entonces Julio Cobos,
como presidente que es del Senado, tendría que volver a utilizar su voto para desempatar.
Los esfuerzos del oficialismo en el Senado, que lidera Miguel Pichetto, se centran en quesus tradicionales aliados -los fueguinos José Martínez y Rosa Díaz, ex ARI, Horacio Lores del Movimiento Popular Neuquino y los dos senadores del PJ disidente de La Pampa, María Higonet y Carlos Verna voten unidos al kirchnerismo.
Por último, el gobierno de Cristina Kirchner tiene dos cartas más para mantener su poder e inicitiva: los Decretos de Necesidad y Urgencia y los superpoderes que el legislativo le concedió hace unas semanas hasta 2011.
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Dividir a la oposición
Néstor Kirchner y la Casa Rosada aspiran también a no perder la iniciativa política, y atraer apoyos entre la izquierda con proyectos como la reforma del régimen de entidades financieras o la nacionalización de hidrocarburos. El kirchnerismo cree que sectores del peronismo disidente como Graciela Camaño y de la izquierda como Pino Solanas, Eduardo Macaluse, Claudio Lozano, e incluso el socialismo pueden, puntualmente, romper su alianza con la oposición y votar tanto en las comisiones como en la Cámara, unidos al oficialismo.
La unidad de la oposición es muy precaria. Esos 140 diputados opositores están repartidos en 12 grupos parlamentarios distintos. Las diferencias ideológicas son grandes pues conviven sectores de izquierda (socialistas y seguidores de Elisa Carrió) con grupos de centroderecha como el PRO de Mauricio Macri o los peronistas disidentes de Felipe Solá y Francisco de Narváez. Además, Solá, De Narváez y Macri mantienen una alianza meramente coyuntural y la confianza mutua es escasa. En medio de estos grupos está la UCR, la fuerza política más cohesionada y numerosa.
De Narváez, Macri y Solá
Además de diferencias ideológicas, existen diferencias en torno a cuál debe ser la relación con los Kirchner. Están los halcones (oposición radical al kirchnerismo) y las palomas (más dispuestos a pactar con el gobierno). Entre los halcones sobresalen Felipe Solá y Elisa Carrió. Entre las palomas están sobre todo los peronistas disidentes que hasta hace poco eran aliados de los Kirchner (Graciela Camaño) y la izquierda.
Por eso, el kirchnerismo lanzará sus redes sobre el grupo que lidera Graciela Camaño en donde están los diputados por Chubut que siguen las indicaciones del gobernador Mario Das Neves, quien quiere ser candidato presidencial en 2011.
Pero lo que realmente divide a la oposición son esas aspiraciones presidenciales para 2011. Hay seis probables precandidatos en la oposición: Elisa Carrió,
Julio Cobos, Felipe Solá, Hermes Binner, Mauricio Macri, Fernando Pino Solanas. Todos ellos tienen sus agendas y sus intereses que entrarán en colisión a medida que se acerquen las presidenciales.
Elisa Carrió
Como aseguraba en el diario
La Nación el analista Carlos Pagni: "la Argentina está partida por un conflicto entre la izquierda y la derecha que llevará a la oposición a la ruptura. Pero en el conglomerado de la oposición existe una grieta menos visible y, acaso, más operativa. No deriva de una contradicción ideológica, sino de las conveniencias con que especula cada grupo cuando analiza la carrera presidencial de 2011. Esta divergencia separa a los peronistas disidentes de Felipe Solá y Graciela Camaño del no peronismo de Oscar Aguad (UCR) y Elisa Carrió (Coalición Cívica)".
De ahí que Elisa Carrió haya llamado a la unidad opositora: "tenemos que estar todos unidos en el Parlamento para construir un bloque opositor que no se divida en el Congreso. La oposición se tiene que ir uniendo por los temas en los que hay acuerdos y no dividirse: hoy lo más importante son los acuerdos parlamentarios".
El heterogéneo espectro opositor
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La UCR, el Peronismo Federal, la Coalición Cívica y Pro lideran la ofensiva opositora pero solos no tienen la mayoría en la Cámara de Diputados. Necesitan a los bloques de centroizquierda, que no se sienten cómodos aliados con partidos de centroderecha. Son pocos, no llegan a 30 diputados, pero poseen la llave para conseguir el quórum para iniciar las sesiones y aprobar las iniciativas de la Cámara de Diputados.
Las fuerzas opositoras alcanzaron el pasado jueves 142 diputados pero se distribuyen así. 108 pueden considerarse claramente antikirchneristas: 44 diputados pertenecen a la UCR, 29 al peronismo disidente de Solá y De Narváez, 13 al PRO de Macri, 19 a la Coalición Cívica de Carrió y 3 al Frente Cívico del cordobés de Luis Juez.
Felipe Solá
Donde Néstor Kirchner puede encontrar apoyos es en el espectro de los grupos de izquierda: hay otros 23 diputados distribuidos así: el GEN de Margarita Stolbizer con 5 diputados, los kirchneristas disidentes de Graciela Camaño con 6, los socialistas también con 6 y varios bloques unipersonales provinciales que suman 6.
A ellos hay que sumarle los diputados de izquierda que suman 11. El SI de Eduardo Macaluse con 3, los Libres del Sur 2, Miguel Bonasso con 1 y Proyecto Sur de Fernando Pino Solanas con 5.
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